Blog de Mariangel Coghlan

Hoy es un día especial, un día para agradecer y reflexionar, un día de celebrar y disfrutar.Sé que todos los días son importantes y que cada uno es diferente. Sin embargo, me parece interesante marcar un día exclusivo en el calendario para honrar a las mamás. Ser más conscientes de la bendición que es tener un amor tan incondicional como éste y, por otro lado, las que tenemos la fortuna de tener hijos, también agradecer este maravilloso privilegio.

Sin duda, este año que ha pasado ha sido distinto, seguramente no soy la única que no se imaginaba que a estas alturas seguiríamos teniendo a toda la familia en casa, niños estudiando en línea y marido trabajando a través de la pantalla. Esto que nos ha implicado grandes retos, también tiene muchos aspectos maravillosos.

Haciendo un balance me inclino a creer que ha tenido más beneficios de los que a veces podemos percibir. ¿A quién no le hace feliz tener al esposo 24 horas cerca? Escuchar todas sus juntas y reuniones; los gritos de los desacuerdos por Zoom; correr a conectar a los niños; estar pendientes de todas sus tareas; las reuniones con la miss y juntas escolares en la pantalla… es un placer incuestionable, ¿o no?

A pesar de todo lo anterior, pasar tiempo en casa con nuestra familia es un verdadero honor y una gran oportunidad para agradecer, que es una actitud imprescindible para la perfección humana. Permanecer agradecidos también es una forma de estar instalado en la vida y supone un conocimiento profundo que va mucho más allá de las normas establecidas para la buena educación. El agradecimiento surge en nosotros como consecuencia de la convicción de que la vida se nos ofrece como un regalo, como un don. Es por esto que la maternidad es una bendición que siempre tendremos que agradecer.

Independientemente de las circunstancias por las que estemos atravesando, siempre hay motivos para mirar la vida desde el agradecimiento. Descubrir el lado hermoso de la vida es esencial para encontrar los principios iluminadores que dan sentido a nuestra existencia. Debemos permitir que la música de nuestro mundo interior transcurra las puertas abiertas de nuestra voluntad para conducirnos hacia actitudes de felicidad y agradecimiento.

Sería triste tener hijos y no valorar su importancia. Apreciarla nos hace ver que, por logeneral, no nos faltan motivos para agradecer. Los momentos expresamente gratificantes ocurren pocas veces y, además, duran breve tiempo; es recomendable enfocarnos en el presente, y estimar positivamente y con agradecimiento las cosas de las que disponemos en cada momento. Los abrazos, las flores, las tarjetas de felicitación realizadas con tanto amor, las canciones, las risas…

Cada 10 de mayo lo tenemos que atesorar, guardar todas las muestras de cariño en nuestro corazón y disfrutarlas, teniendo en cuenta que lo que poseemos en este momento es suficiente para no tener necesidad de buscar la fuente de la felicidad en un futuro o lugar lejano. Enfoquémonos en hacer del aquí y el ahora el encuentro que nos haga felices. Buscar en otro tiempo y lugar la ilusión para seguir viviendo no es mas que un falso espejismo que nos saca de la realidad y nos aleja de las auténticas vivencias gratificantes.

Es necesario reconocer la bendición que supone tener un hijo y agradecer a su papá porque juntos formamos una familia, de la que recibimos las alegrías más profundas y, sobre todo, la gran posibilidad de amar, que es el acto más sublime que nos encamina hacia la felicidad y la perfección humana.

¡Feliz día de las madres!

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